El triángulo del tratamiento de la diabetes tipo 2
¿Sabías que la diabetes tipo 2 está en la categoría de enfermedades crónicas?
La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica, no se cura, pero se controla. Su tratamiento está compuesto por 3 ejes: dieta + actividad física + medicación que deben mantenerse durante el resto de la vida. Si bien no es fácil, es la disciplina y el correcto equilibrio entre estos 3 ejes lo que asegura una buena calidad de vida a través del control de la enfermedad, su posible postergación o, incluso, para evitar la aparición de ciertas complicaciones.
¿Quiénes son los pacientes de la diabetes tipo 2?
La mayoría de los hidratos de carbono que vienen en nuestra dieta son “partidos” en moléculas pequeñas. La más común es la glucosa, que es absorbida en el intestino y pasa a la sangre; la sangre se encarga de llevarla a todos los tejidos para que sea utilizada en diferentes procesos.
Para simplificar la explicación, los pacientes con diabetes tipo 2 son quienes presentan dificultades con la insulina y el ingreso de la glucosa en los tejidos; por tal motivo, la glucosa permanece elevada en sangre. Esto, a su vez, estimula la secreción de insulina ya que el páncreas “lee” que la glucosa está elevada y debe producir insulina para reducir los niveles de glucosa. Este circuito produce los síntomas típicos de la diabetes tipo 2:
● Aumento del apetito a consecuencia de los altos niveles de insulina en sangre
● Aumento de la eliminación de orina, ya que la glucosa elevada en sangre retiene agua y el riñón elimina la glucosa disuelta en agua
● Y aumento de la sed debido a la pérdida de gran cantidad de por la orina
Todos estos factores nos permiten entender por qué hablamos del “triángulo del tratamiento” en la diabetes tipo 2: dieta + actividad física + medicación. Como si fuese una balanza, pero con platillos, estos factores están íntimamente relacionados.
La dieta debe ser baja en hidratos de carbono. Los hidratos de carbono ideales son los “complejos” porque tardan más en ser absorbidos y generan un pico de glucosa en sangre más bajo, lo que estimula una menor secreción de insulina. Si el paciente tiene exceso de peso, la dieta debe tener como principal objetivo la reducción del peso y de las calorías.
La actividad física tiene un rol fundamental por sus múltiples beneficios. Más allá de los beneficios de mantener el estado del aparato locomotor, reducir la evolución de la osteoporosis, mejorar la capacidad cognitiva y generar una sensación de bienestar. La actividad física disminuye la resistencia a la insulina facilitando el ingreso de glucosa en los músculos, mejora el control de la presión arterial y ayuda a reducir el exceso de peso.
Respecto a la medicación, se inicia el tratamiento con drogas hipoglucemiantes cuando la dieta y la actividad física no alcanzaron a controlar los niveles de azúcar en sangre. Hay distintos tipos de medicamentos, algunos que pertenecen a la misma familia y otros de familias distintas. Cuando no alcanza con un medicamento para controlar la glucosa en sangre, se agrega otro medicamento que pertenece a una familia diferente. En los diabéticos tipo 2, la insulina se usa en algunas situaciones particulares como pacientes con difícil control de la glucosa, sobrepeso importante, pacientes con muchos años de evolución de su diabetes, sobreinfecciones.
Veamos un ejemplo para entender la importancia de la interrelación entre los 3 componentes del tratamiento: paciente de 53 años que hizo la actividad física, desayunó y tomó la medicación por la mañana. Las complicaciones laborales le impidieron almorzar. Durante la tarde presentó sudoración, debilidad generalizada, trastornos de concentración, una determinación de glucemia con los dispositivos de autocontrol arrojó 65 mg/dl (hipoglucemia). Los síntomas desaparecieron después de tomar un vaso de bebida cola azucarada. Evidentemente, la suspensión del almuerzo produjo un desacomodamiento de la balanza ya que no ingresaron los hidratos de carbono “esperados”, en función de la actividad física y de la medicación que recibe generando una hipoglucemia.
Como la diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica, no se cura, pero se controla. El tratamiento: dieta + actividad física + medicación debe mantenerse durante el resto de la vida. Esto significa que la diabetes tipo 2 estará controlada mientras el tratamiento sea el adecuado y se mantenga a lo largo del tiempo. No es fácil esta “disciplina” pero es la única que asegura que el control de la diabetes tipo 2 sea adecuado y se postergue o, incluso, se evite la aparición de ciertas complicaciones.
Conclusión: tener muy presente que el tratamiento de la diabetes tipo 2 tiene 3 componentes: dieta + actividad física + medicación que están estrechamente interrelacionados. La modificación de uno de ellos sin el ajuste correspondiente de los otros dos componentes modificará los niveles de glucosa en sangre.